23.9.07

Segunda anáfora



Deje abierta la ventana porque sabía
que nunca volverías...


Siempre que intento
dejar de buscarte,
te encuentro
cruzándote en mi camino, y,
por un momento,
mi intento no progresa, regresa,
se vuelve sobre sí mismo;
y me asombra saber que,
aunque dejo de buscarte,
sigo encontrándote
siempre en mi camino.

No sé si culparte, o culparme,
por sentir esta culpa
de no evitarte,
por esforzarme tanto
en no cambiar nada,
por olvidar mi promesa de evadirte
con estas ganas de buscarte.

Siempre que intento
estar en ninguna parte,
descubro que en ningún lado
siempre me encuentro contigo;
y te culpo por culparme
de ese acierto ocurrente
de estar perdiendo mi tiempo
perdiéndome tanto
sin lograr no encontrarte,
entonces descubro que ya antes
me había encontrado contigo,
aun deseando
no haberte encontrado tanto.
David E. Alvarado
© 2007 Todos los derechos reservados