La brisa se cuela jocosa por la casa.
Bebo mi insomnio en el sofá
junto a mis notas
y me dejo impresionar
por el estruendo infantil
de un relámpago.
Reviso mis notas.
Mis cálculos longevos
y temáticos
siguen igual,
en espera
de ser liberados
algún día cercano.
Cierro mis ojos
y escucho la lluvia
pasar coqueta por los tejados.
Aún no acabo esta taza de sueño.
Aún me queda el eco del cansancio
y este segundo sempiterno para sentirme vivo.
La lluvia se deshoja;
se desnuda frente a mi,
y vuelvo a errar
conscientemente
en mi ecuación
para tener la escusa
de ahogar mis ojos
en este aguacero.
David E. Alvarado
El Salvador
©2007 DEARmente