Eso que se dice siempre
y que nunca acaba de decirse,
es como decir nunca es tarde,
cuando todo ha sido demasiado pronto.
Luego, le das ánimo al desánimo,
fuerza a la debilidad y crees
que se te ha cerrado la puerta
de golpe,
cuando en realidad,
está abierta al otro lado,
a la inversa,
donde se cierra.
Eso que se dice siempre en silencio
y que nunca acaba de decirse,
es como decirte siempre
sin mencionarte nunca;
como poblar las sombras
de espacios vacíos
y escribir silencios en la nada.
Por tanto,
nunca es tarde para decir pronto,
lo necesario,
lo preciso,
esa tierna palabra alada
que te saque del abismo.
David Alvarado
©2007 DEARmente