... Yo lo puedo escuchar.
Y ese gran silencio esconde
una carcajada,
un bocanada de tristeza,
un beso que no nos dimos
pero que aun siento en mi consciencia.
Una voz,
un epitafio,
una quimera.
Ese gran silencio esconde
una ráfaga de enojo,
una culpa
de sentimientos tiranos
dictadores de lujuria,
de dolor,
de pena,
de sangre de flores tiernas
y necias.
Ese gran silencio me conmueve,
me culpa,
me cristaliza;
y no puedo callarlo,
lo siento en mis venas,
en mi despertar.
Es un silencio bullicioso,
constante e irreverente,
como el que que se desprende del espejo
cuando veo que no soy
yo mismo el que me veo.
Ese gran silencio me marchita,
me eclipsa,
me ignotiza,
me mortaliza,
me hace humano
y se me ocurre pensar
que tal vez soy yo
quien lo promuevo.
una carcajada,
un bocanada de tristeza,
un beso que no nos dimos
pero que aun siento en mi consciencia.
Una voz,
un epitafio,
una quimera.
Ese gran silencio esconde
una ráfaga de enojo,
una culpa
de sentimientos tiranos
dictadores de lujuria,
de dolor,
de pena,
de sangre de flores tiernas
y necias.
Ese gran silencio me conmueve,
me culpa,
me cristaliza;
y no puedo callarlo,
lo siento en mis venas,
en mi despertar.
Es un silencio bullicioso,
constante e irreverente,
como el que que se desprende del espejo
cuando veo que no soy
yo mismo el que me veo.
Ese gran silencio me marchita,
me eclipsa,
me ignotiza,
me mortaliza,
me hace humano
y se me ocurre pensar
que tal vez soy yo
quien lo promuevo.