
1, 2, 3 ... inténtalo de nuevo.
Un poco de lo mismo
siempre:
una taza de café,
una bofetada de viento frío,
premonitorio.
Cruzamos un par de palabras.
Tú cruzas las piernas.
Yo me prometo no volver a verte
de esta forma.
Llegamos tarde.
Llegamos a tiempo.
Llegamos...
Otra taza de café,
otro silencio.
Tú me devuelves la palabra
que dejé resonando en el ambiente.
Yo te devuelvo un poco de
esta nada que siempre me sirves fría.
Y vamos pasando el día así
con esta anorexia de sentidos
que me provoca no querer
levantarme de la cama.
David E. Alvarado
El Salvador
©2008 DEARmente