26.9.08

Episodios nocturnos

La gente se va,
desaparece.
Un día, simplemente,
dejas de escucharles.

Tú también te vas,
pero no con ellos,
caminas solo y descalzo
hacia el silencio...

Las paredes
no repiten tus pasos;
la gente también
deja de escucharte.

Yo, estoy,
y no escucho a nadie,
pero mis paso
caminan a la inversa.

A mí, las paredes,
si me escuchan
justo antes
de caer sobre mis huesos.

La gente duele
cuando está,
y cuando no,
simplemente huele
a nostalgia.

Hoy sin razón alguna
siento que te necesito
y la gente "está"
y "no está",
a pesar de mi esperanza.

A veces puedo verte,
a veces no,
pero siempre,
siempre,
siempre,
te respiro.


Frente a este televisor
soy un tipo más,
entre comillas.

Veintitantos años después,
un hombre.

La historia no se escribe despacio,
ni se olvida.

Hace tanto tiempo
que deje de ser un niño,
oficialmente.

Tú sabes que aún me escondo
en este trapo de cuerpo,
y me gusta ver
debajo de la puerta,
como debajo
de la falda de Teresa,
aunque no la vi por completo.

Frente a este televisor
te pienso.

¿Cómo aprendí a necesitarte?
¿Cómo aprendí a decir tu nombre
tantas veces?

Ella duerme,
yo no puedo conseguirlo;
sólo pasa cuando estás.

Veintitantos años después
sólo me falta uno,
para sentirme en el punto exacto
del descubrimiento.

Tengo en mí,
tantas consecuencia,
que me aburro.

Mi monólogo es exhausto.

Mi palabra dejo de ser sincera
desde que me oculto
en este trapo-laberinto
de mi cuerpo.

¿Sabes tú adonde ir?
¿Conoces la distancia?

Yo no sé nada.

Ella duerme,
yo la protejo con mis ojos,
centinelas nocturnos,
y lloro,
por no estar en sus sueños.

Frente a este televisor,
se acaba el camino,
el poema,
porque este lápiz no me alcanza
para más de mis intentos.

Así me quedo
entonces,
con los ojos bien abiertos.


Te deseo tanto
que odio cuando pasas allí
frente a mis ojos
y me quedo sentado
escribiendo espejismos.

***

El diagnóstico es correcto.
Estoy del otro lado
de tus espectativas.

***

En la noche me siento
un borracho del silencio
¿Puedes verme?
Yo nunca evito tu mirada.

***

¿Quién tiene la culpa?
No lo sé.
Despiértame,
cuando encuentres un culpable.

***

Noche, luna y silencio.
Yo mastico mi impaciencia.
Aquí, aún huele a tu sexo.

***

Luna triste, luna alegre,
si escuchas aullar mi corazón,
por favor, no lo publiques.

***

El diagnóstico es correcto.
No estoy al alcance
de ninguna expectativa.