I
Acá no llovía;
llovía afuera,
en otras caras,
en otras rutas,
en otras guerras.
Acá, de este lado de las cosas,
donde la gravedad cae siempre en las mismas conjeturas,
sólo se escuchaba su voz a lo lejos.
Los tejados solían ser
ornamentos desnudos
sin sentido.
Las calles jugaban descalzas
con los pies de los transeúntes que,
a pesar del sufrimiento colectivo,
ríen.
Acá todo estaba inundado
de tu aroma,
de tu círculo perfecto,
de tu boca.
Ahora que no estás
llueve,
adentro de mis imperfecciones
y en mi aullidos.
II
Aquí llueve,
y las gotas me recuerdan que ayer,
perdí una batalla.
Llueve con una obscenidad tal,
que da miedo.
La gente se esconde
en paraguas y promesas.
Yo me escondo detrás de esta piel
que pronto llegará a su vencimiento,
pronto no tendrá más reparo.
Todo es gris,
mis alas están mojadas,
un ave canta o pide auxilio,
da igual,
nadie la escucha,
sólo este ser invertebrado de mi consciencia.
Estoy solo
y me ahogo en estas gotas
de silencio.
Acá no llovía;
llovía afuera,
en otras caras,
en otras rutas,
en otras guerras.
Acá, de este lado de las cosas,
donde la gravedad cae siempre en las mismas conjeturas,
sólo se escuchaba su voz a lo lejos.
Los tejados solían ser
ornamentos desnudos
sin sentido.
Las calles jugaban descalzas
con los pies de los transeúntes que,
a pesar del sufrimiento colectivo,
ríen.
Acá todo estaba inundado
de tu aroma,
de tu círculo perfecto,
de tu boca.
Ahora que no estás
llueve,
adentro de mis imperfecciones
y en mi aullidos.
II
Aquí llueve,
y las gotas me recuerdan que ayer,
perdí una batalla.
Llueve con una obscenidad tal,
que da miedo.
La gente se esconde
en paraguas y promesas.
Yo me escondo detrás de esta piel
que pronto llegará a su vencimiento,
pronto no tendrá más reparo.
Todo es gris,
mis alas están mojadas,
un ave canta o pide auxilio,
da igual,
nadie la escucha,
sólo este ser invertebrado de mi consciencia.
Estoy solo
y me ahogo en estas gotas
de silencio.
