Acepta por favor
este verso de amor
que tengo puesto en los ojos,
no lo desprecies.
Te ofrezco en él
la sinceridad que hay en mis bolsillos;
la frescura y rebeldía
de una rosa tomada de un jardín
donde la abeja,
el colibrí y la mariposa
se preguntarán después
¿a dónde ha ido aquella
en quien nos complaciamos?
Sé que mis torpes palabras
pueden traicionarme,
por eso
mirame a los ojos;
toma mi mano...
Este amor es tan singular,
que se esconde al fondo del salón
esperando tus ojos.
Es un entusiasta
de tu mirada.
No le niegues la razón de ser
a esta boca mía que desea
esa boca tuya de almendras.
Acepta por favor
este corazón desnudo y hambriento
del aire que alimentas
con la profundidad de tu belleza.
7.11.08
El verso enamorado (I)
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