Lejos de aquí
Nobody said it was easy.
Espero.
Lejos de aquí,
en un lugar tan distante como el océano estelar
que separa mis ojos de las pléyades,
hay alguien que escucha mis latidos
susurrándole al oído.
Me planto entonces en el circuito de siempre,
frente al espejo índigo del cielo,
junto a la fuente de melancolía.
Asoma un blues en la cornisa de mi mente.
Cada pensamiento que desvisto
ante este público de estrellas lujuriosas
es un continente de preguntas
que nacen y se esfuman en silencio.
Cada hora que pasa por este
caleidoscopio de impresiones,
me dicta una palabra, una letra,
intentando completar mis frases descuidadas.
Pero mis ojos,
pozos de desvelo,
están en otro lado...
Aquí, junto al árbol sin frutos,
mi sabiduría es una vana teoría.
Escribo lo que puedo sobre una hoja de viento.
Le robo a esa lámpara de luz
que se refleja sobre el agua
algunos versos autistas,
algunas palabras prisioneras.
Yo no se decir...
No sé escapar del silencio
que produce el reflejo de una estrella.
No se escapar sino tengo
las alas puestas.
Desde aquí escucho el tick tack del universo;
la ecolalia de voces que producen los astros
que copulan en el manto oscuro y misterioso
de la noche.
Sé que lejos de aquí
alguien me piensa.
Alguien que sabe decir mi nombre
sin perderse en el intento.
Yo, aún espero.