Sentado frente al espejo del agua que camina
culmino algunas palabras.
No es posible escapar de este escenario.
No es posible guardar la calma,
cerrar los ojos,
apagar los latidos.
Tanta luz sólo cabe en la distancia,
en el cielo taciturno
o en las voces misteriosas de las hadas.
Asumo mi posición
de espectador improvisado.
La daga fina y silenciosa del crepúsculo
hiere mis ojos hasta sangrarlos.
Presiento la nostalgia.
Tomo el último rayo de sol
y me embriago con su vino.
Soy un borracho que bebe
la luz del sol al atardecer,
sentado,
frente al espejo del agua que camina,
mientras te pienso.
David E. Alvarado
dear1979©Todos los derechos reservados
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