Muéstrate,
como llama que consume lo impensable,
lo imposible.
Sabes bien
que en el fondo de mi abismo
tu voz aún se escucha,
y me seduce.
Tengo un par de rodillas gastadas
y dos ojos clandestinos
esperando tu regreso.
Si mis palabras no fuesen suficientes,
te ofrezco un corazón desnudo,
de segunda mano.
Tú mejor que nadie
sabras qué hacer con sus defectos.
Tú mejor que nadie lo sabes.
David E. Alvarado
dear1979©Todos los derecho reservados
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