No quería que la viese llorar.
Ciertamente era una flor muy orgullosa...
Fragmento de "El Principito", de Antoine de Saint- Exupèry
Que no te sorprenda mi partida,
ni mi ausencia.
Me es necesario estar despierto
para no perder mi vuelo.
Las lágrimas no sirven de mucho
en ocasiones como estas en las que
nadie tiene la culpa de nada.
Me disculpo,
por si he causado una impresión equivocada.
Debiste suponer, desde el principio,
que no estaría aquí por mucho tiempo.
Un apretón de manos bastaría,
y ninguna queja.
En un instante u otro
las aves migratorias
me dejarán un rastro,
y yo, un emigrante más,
les seguiré la pista hacia otro lado.
No me gusta la nostalgia,
por eso siempre
improviso una salida.
Por eso, evito mirar el sol cuando se va
e imagino que está naciendo a lo lejos.
Tal vez te suene precipitado
pero, después de pensarlo un poco,
es lo único que queda.
Si sumas cualquiera
de las razones posibles
—o todas—
tendrás siempre el mismo resultado,
la misma consecuencia.
Lo sabes, lo sé;
no hace falta explicarlo.
Cuando sólo queda una salida
es preciso abrir la puerta,
cerrar los ojos e imaginar que todo
ya ha sido calculado.
No me esperes en la tarde
ni en la noche.
Dedica tu tiempo a encontrar la forma
en que nuestras ideas quepan en el mundo.
Cuando sientas el viento
levantandote la falda,
sabras que he regresado
a pasar un tiempo contigo.
Ahora, calla,
y mirarme partir
con un puñado de aves migratorias.
David E. Alvarado
El Salvador
©2009 DEARmente
El Salvador
©2009 DEARmente