(2)
Hice de tu nombre mi quimera,
mi silencio más profundo,
mi palabra más extensa.
Donde quiera que fui,
o con quien sea que estuve,
en todos lados, y en ninguna parte,
lo llevé siempre conmigo.
Escondido en las palabras más esquivas,
oculto en los versos más precipitados,
en todos lados, y en ninguna parte,
estuvo siempre conmigo.
Y aunque mi voz, eco de piedra húmeda,
evite con esfuerzo pronunciarlo,
mi corazón hundido en su silencio
se niega a toda costa a olvidarlo.
En el café de la mañana,
en el sol de mediodía,
en el beso apresurado del ocaso,
en la película nocturna.
Aún después de mis horas hábiles
y de todos mis minutos de cordura,
me es imposible ignorarlo.
Canto de la noche,
eco del silencio,
palabra de pocas palabras,
no lo dudes:
algún día he de olvidarte.
David E. Alvarado
El Salvador
El Salvador
©2009 DEARmente