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Tantas tardes disecadas en mis ojos
que se apagan cuando avanzan en la distancia,
no son nada.
Tantas brisas rompiéndose en mi frente
sin saber si me escupen o me besan,
no son nada.
La cigarra que grita en el espeso bosque
o en halcón que ha desertado de los cielos,
no son nada.
Un vaso más de ese espeso mar de cafeína
o de esa infusión de hojas muertas y olvidadas,
no son nada,
no son nada...
Aunque hoy las palabras parezcan decir algo,
realmente no dicen nada,
nada.
David E. Alvarado
El Salvador
El Salvador
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