No me queda más remedio que escribir
atrás de la hoja del bambú sacudida por el viento
o bajo la piedra que se esconde de las olas en la arena.
Esconder mis palabras
del juicio inequívoco de tus ojos
y del acoso de las dudas
que medorean mi optimismo.
No me queda más opción que
someter mi canto al ostracismo;
esconder el verso desnudo en la corteza
del árbol triste y esperar, sin quejas,
un veredicto anticipado.
Ya tu voz sabrá como filtrarse en mi silencio
y hacer pedazos mi estrategia,
por el momento, yo, una gota de asuntos olvidados,
asumo mi insolvencia con la historia,
y espero, resignado al efecto de mi plegaria,
que el sol se oculte sin sorpresas.
David E. Alvarado
El Salvador
El Salvador
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