Tú, yo y todas esas cosas imposibles
que no caben en esa historia,
nuestra historia, la otra historia,
la que no aplica en papel y tinta
y menos en los recuerdos a la hora del café.
Tú, yo y todo ese silencio acumulado...
La canción que el escribano marginó al pie de página
en el momento de la duda
terminó por olvidarse en el invierno
cuando emigraron los sentimientos más certeros.
Ahora no es posible
juntar todos los ecos que fueron esparcidos en el viento.
Nadie sabe, pues, nuestra balada.
Nadie nos pronuncia con la misma risa,
ni con el mismo llanto.
Nadie.
Tú, yo y todas esas palabras muertas
que debimos sepultar,
no cabemos en esa historia,
nuestra historia, la otra historia,
la que es preciso olvidar.
Y así, todo ese silencio acumulado,
algún día será sólo una brisa
y tú y yo seguiremos siendo
sólo dos palabras muertas.
David E. Alvarado
El Salvador
El Salvador
©2010 DEARmente