Presiento que soy cómplice de un gran silencio.
Uno silencio a la altura de todos los silencios posibles.
Un silencio tal que no es posible romperlo con palabras
ni lágrimas.
Presiento mi ausencia,
y al cosmos entero señalándola.
Aquí, en todas partes,
las palabras faltan, aunque sobren.
Mi voz ya no me alcanza
para salir ileso de estas sombras.
Si al final tu nombre es un pasadizo,
empezaré a juntar todas las letras
y a cerrar los ojos para nombrarte.
Presiento que soy cómplice de un gran silencio,
un silencio a la altura de muchas cuentas pendientes.
David E. Alvarado
El Salvador
El Salvador
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