6.5.09

(aquel poema)

Yo empecé a entender la poesía
cuando me dí cuenta que era
tan difícil de explicar.

(palabras escritas en un trozo de papel,
después de sincerarme)




La amistad, David,
es un buque confortable
o una silla mecedora
junto a la chimenea
un sábado por la tarde
o un ramo de flores
para Laurita
o un puñado de cosas
que se escapan de las manos
sin saber para dónde,
porque se prodigan
amorosamente.

La amistad, David,
es el dolor que dejaste
cuando llegó lo que temías
pero era necesario
porque es necesario,
porque así es lo necesario!
y no me preguntes
si está bien tu poema
porque hoy sabes que era malo;
Vaya! Si tú no fuiste poeta!
y ahora ¿cómo?
si los muertos no se inspiran,
a no ser que tú, que lo podías todo
hagas lo que nadie
por los siglos ha podido!

La amistad, David,
es llevarte un pañuelo a los ojos,
sentir como el alma
se va quedando quieta,
sin que nos alegre
(siquiera por unos días)
la aurora que soñaste
o pensar que ya viene
que quizás es lo mismo,
porque en ti no existe
eso de la distancia
o eso de la espera.

Poema de Jorge Antonio Ramírez, Salvadoreño,
publicado en la Revista Dominical de la Prensa Gráfica
el domingo 6 de mayo de 1979