Pasas siempre por mi ventana,
aunque no seas tú la que siempre pasa...
(G. J.)
Lo que me molesta
de estos momentos
tan inoportunos,
es la facilidad
con la que quedan
marcados en la historia
y mi total
y plena
incompetencia en anularlos.
Lo que realmente me molesta
de este largo silencio entre nosotros,
son tus ojos
clavados en mi angustia,
y el no poder decirte
abiertamente
y sin ningún tipo de absurda metáfora
esto que siento dentro
cada vez que pasas por aquí.
Y me atomizo
en todos los esfuerzos posibles
por decirte,
sin decir un palabra,
cuánta carga de emoción
hay en esta mi intención
constante
y evolutiva
por tenerte tan cerca
que apenas y pueda
sobrevivir tu piel.
Lo que me molesta
de estos momentos
tan inoportunos
es la facilidad histriónica
con la que suelo convertirme
en el autor
y protagonista de los mismos.