14.3.08

Encuentro aleatorio



Nunca debe ser en mayo.

Nuestro encuentro debe ser
involuntario.
Debe tener ese elemento
de inocencia,
de casualidad.
Debe ocurrir, 
de preferencia,
en un día nublando,
un día de protesta,
para no convertirnos
en el centro de las miradas
y poder decir en voz baja
cualquier palabra
que rompa el silencio de tantos años.

Debemos tropezarnos
uno en el otro,
sin planearlo,
estrecharnos las miradas
y compartir quizás
uno o dos minutos de paz,
luego,
podemos decirnos algo que nos duela.

Nuestro encuentro debe ser
involuntario.
Debe ser el día justo
en que no te piense.
De preferencia 
en un día nublado,
un día que llueva,
para decirnos las cosas a gotas
junto con la lluvia,
para no creer que lloras
cuando hablas.

Debe ser un encuentro aleatorio.
Un instante desprendido del azar.
Debe ser un día después de octubre.

Nuestro encuentro no debe ser planeado,
no debemos provocarlo.
Debe ser inesperado.

Debemos encontrarnos
justo
como nos perdimos,
por casualidad,
por ignorancia.

Nuestro encuentro,
por lo tanto,
debe ser la razón justa,
para no volver a encontrarnos
una y otra vez
con el mismo sentimiento.


David E. Alvarado
El Salvador
©2008 DEARmente