18.10.08

El mismo lado



Aún no puedo comprender
cómo después de tanto tiempo,
de tanto espacio,
sigo durmiendo
del mismo lado de la culpa.

Me detengo y
analizo nuestro entorno;
algo debe ser distinto,
algo debe haber cambiado.

Yo he cambiado;
aunque insistas,
como siempre,
en que debo cambiar.

Pero, aún después de esa afirmación
auto-estimulante,
no comprendo esta permanencia.

El mismo rincón de pensamiento,
el mismo espacio.

He revisado todos los detalles posibles,
todas las preguntas posibles,
todas las respuestas posibles
y comienzo de nuevo a repetirme
que no puedo,
aunque intente sin descanso,
borrarme de este entorno.

Parece que después
de tantos posos de silencio
sigo teniendo sed,
quiero callar.

Sigo deteniendo el tiempo
y los esfuerzos
en mis párpados caídos,
en mis sueños.

Sigo copiando los efectos nocturnos
que me deja la intimidad
de nuestras quejas.

Aún no puedo comprender
y se me hace tan difícil explicar
como después de tantas pausas,
de tantas coincidencias,
sigo durmiendo aquí,
al mismo lado
de mis promiscuas conclusiones
y decido siempre
quedarte al lado
de mis frases más inconsistentes.

No comprendo, por ejemplo,
cómo tu luz se acomoda tan bien
en mi sombra;
como tu mano
se acomoda tan bien
a la oscilación de mi cuerpo.

No comprendo
cómo aprendiste a amarme
a pesar
de toda mi imprudencia.