Te escucho, y espero.
Nada puede ser más diferente que nosotros
compartiendo el café en la mañana y,
excusándonos siempre por el tiempo perdido.
La mañana está desnuda todavía.
Poca gente nos dedica una mirada.
Es mejor así,
anónimos.
Te escucho, un poco más de cerca
de lo que acostumbro,
porque esta vez,
sólo hablan tus latidos.
Tus ojos también hablan,
pero yo no los entiendo.
Hace mucho tiempo que no combinamos
un poco de nuestras conveniencias.
Hace mucho tiempo que aquí,
estamos solos,
inundados de tristeza.
Te escucho pero,
lo que realmente quiero
es hablarte.
Decirte que no me basta saber
que estás,
quiero sentirte.
Decirte que no soy
ni un poco de lo que piensas.
Decirte algo.
Te escucho,
aunque esta vez,
sólo hablan tus latidos.
18.10.08
Te escucho
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