Es aquí donde preciso bajarme,
terminar este corto o largo viaje:
en esta ilusión nocturna,
en este pantano de emociones vencidas,
en este sitio particularmente incierto
para la incertidumbre.
Espero que, entre hojas de hielo alcoholizado,
entre espasmos silenciosos de silencio,
entre nubes y aullidos descoloridos,
pueda encontrar algún recuerdo o un vestigio innecesario.
Mis maletas, por favor,
pueden enviarlas a la dirección equivocada,
o a la misma dirección donde nunca estuve,
donde nunca existo.
Es importante que esta vez,
por primera vez,
me dejen pagar con unos versos,
después de todo,
para algo deben de servir
ese montón de seres que anidan mi cabeza.
Aquí, precisamente aquí,
en esta visión o planeta,
es donde yo me quedo
o donde me abandonan.
No sé.
Lo que suceda después,
se puede denunciar en la radio o en un noticiero,
o para ser más puntual, en un prostíbulo de errores.
Pero, por favor, por primera vez, la única vez,
déjenme pagar con un par de versos descalzos,
aunque les quede debiendo la segunda vuelta.
David E. Alvarado
El Salvador
El Salvador
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