Tears in the rain, Blade Runner, 1982
a ciegas.
Déjate caer
sin miedo.
Da un golpe en la mesa
Déjate caer
sin miedo.
Da un golpe en la mesa
al desplomarte.
Los dados están cargados.
Apuesta tu vara, tu cayado,
tus redes y el yagual,
la bola sobre el piano,
tu nostagia.
Los tres panecillos y tu barca.
Tu reino absurdo de origamis silentes;
Tu cueva oscura y solitaria.
Apuesta todos esos versos alígeros e invertebrados.
Incluye los fósiles de esos que ya no están
y los embriones de los que tienen ganas.
Tu sangre, tus fuerzas, tus cenizas.
Deja desnuda el alma, por si acaso.
Apuesta por un no
en el laberinto, la tormenta y en la guerra.
En el firmamento donde las hadas
promiscuas y de núbiles senos
se bañan con tu nombre en secreto.
Entrega tu pesada cabellera
y sepulta todo con un grito
al quebrar las columnas del delirio.
No juegues a otra cosa.
Gira el tambor de la psicodelia;
Los tres panecillos y tu barca.
Tu reino absurdo de origamis silentes;
Tu cueva oscura y solitaria.
Apuesta todos esos versos alígeros e invertebrados.
Incluye los fósiles de esos que ya no están
y los embriones de los que tienen ganas.
Tu sangre, tus fuerzas, tus cenizas.
Deja desnuda el alma, por si acaso.
Apuesta por un no
en el laberinto, la tormenta y en la guerra.
En el firmamento donde las hadas
promiscuas y de núbiles senos
se bañan con tu nombre en secreto.
Entrega tu pesada cabellera
y sepulta todo con un grito
al quebrar las columnas del delirio.
No juegues a otra cosa.
Gira el tambor de la psicodelia;
hay una bala repleta de picardía
esperando mencionar tu nombre.
Apuesta por un no
en el ocaso, en la alborada,
en su sonrisa.
O vuelve eternamente sin remedio
a tentar la suerte con la fe de un te quiero.
Apuesta por un no
en el ocaso, en la alborada,
en su sonrisa.
O vuelve eternamente sin remedio
a tentar la suerte con la fe de un te quiero.
David E. Alvarado
El Salvador